domingo, 14 de febrero de 2016

Onirograma - ¿Qué tienes que hacer para ser?




Ayudará a lograr tus metas: el Onirograma


Si has leído el libro “La semana laboral de 4 horas” de Tim Ferris, habrás oído hablar de esta técnica. Si no, de todos modos, en este artículo podrás aprender cómo desarrollar una técnica que te ayudará a lograr tus metas, de una manera diferente y poderosa.
Quién propone la técnica del onirogramaTim Ferris, fue capaz de generar un negocio, que le permitió pasar de ganar 40 mil dólares al año, a 40 mil dólares al mes. Además de muchos logros que tiene en su vida, es el modelo de inspiración de muchas personas que se desenvuelven en el mundo del marketing online y las ventas por internet.
Por lo tanto, lo que estás a punto de aprender hoy, es información con un contenido muy valioso. Incluso me atrevo a decir que, si aplicas esta técnica, tu vida puede mejorar sustancialmente. Te invito a ir por un lapicero y un bloc de notas. Presta mucha atención a lo que mencionaremos y ponla en práctica.
El onirograma es una técnica que te ayuda a definir tus metas y a visualizarla, en una hoja de cálculo. Veamos cómo funciona.
Técnica para lograr metas: el onirograma

Fijar fechas futuras

A diferencia de otras técnicas, el onirograma te ayuda a definir tus metas a corto plazo.
La primera tarea que realizarás, será definir dos fechas futuras: una de 6 meses y otra de un año. Escribe cinco cosas como máximo que te gustaría tener (pueden ser cosas materiales o no: casa, coche, ropa, etc.). Escribe cinco cosas que te gustaría ser (un gran escritor, un conferencista, un gran cocinero, etc.) Por último, escribe cinco cosas que te gustaría hacer (viajar, visitar las pirámides de Egipto, practicar un deporte extremo, etc.)
No te limites, no pienses si lo puedes lograr o no, escribe lo que venga a tu mente sin reprimirlo, sin tener miedo. Sólo escribe.

Convierte el ser en hacer

El siguiente paso será, responder a la siguiente pregunta: ¿Qué tienes que hacer para serPor ejemplo, según mis respuestas del anterior punto, debería responder de la siguiente manera:
Ser un gran escritor, escribir muchos libros, contactar con escritores best sellers, publicar en Amazon, contactar con editoriales, etc.
Ser un conferencista, realizar conferencias, preparar temas de capacitación.
Ser un gran cocinero, preparar la cena de navidad.

Identifica los 4 sueños más importantes

¿Cuáles son los 4 sueños que lo cambiaría todo? No pienses en plazos largos. ¿Cuáles son los 4 sueños que lo cambiaría todo en 6 meses? ¿Cuáles son los sueños que lo cambiaría todo en 1 año?
Resalta con un marcador o simplemente con un asterisco, aquellos sueños que cambiarían el rumbo de tu vida.

Calcula tu IMO (Ingresos Mensuales Objetivos) para ambos plazos

Ahora piensa en cada uno de los sueños que definiste en el punto anterior. Recuerda, son sólo 4 sueños, en los que te concentrarás. ¿Cuánto cuesta, en términos de dinero, cada uno de tus sueños? Si tu sueño no es cuantitativo, simplemente dejas en blanco la casilla o colocas 0.
En este punto, también necesitarás determinar cuánto dinero gastas mensualmente (gastos cotidianos: alimentación, transporte, teléfono, etc.).
Con los datos obtenidos, pasaremos a elaborar nuestro IMO (Ingresos Mensuales Objetivos). Primero, y según nuestro gráfico, sumamos las columnas A, B y C (todos los costes de nuestros sueños de tener, hacer y ser). Luego añadimos nuestros gastos mensuales multiplicados por 1,3 (equivale a los gastos más un colchón económico de respaldo del 30%). Este el objetivo que debes recordar permanentemente. Este es tu IMO (Ingresos Mensuales Objetivos). Para que puedas visualizar mejor tus metas, transforma tu IMO en IDO (ingresos diarios objetivos). De esta manera, podrás trabajar un objetivo diario.
No te asustes por la cifra desorbitante que pueda resultar. Las cifras disminuirán a medida que vayas cumpliendo tus sueños.
Con este ejercicio, muchas personas han logrado metas económicas sorprendentes, pasando de 0 a 10 mil dólares al mes en ingresos extras.

Especifica 3 pasos por cada uno de los 4 sueños. Da el primero ahora.

Esta es la diferencia más importante, respecto de otras técnicas que existen para definir tus metas. El onirogramate mueve a la acción, te lleva a empezar a caminar para cumplir tus objetivos. No se queda solamente en la definición de metas específicas, no sólo te ayuda a priorizar tus sueños. Incluso no se queda solamente en la visualización. Con el onirograma, pasamos a la acción. Y, es por eso que, a muchas personas les ha servido esta técnica.
Primero, decide qué tres pasos darás para que cada sueño, esté más cerca de convertirse en realidad. Se trata de acciones sencillas, bien definidas, y que se pueden realizar ahora antes de las 11 de la mañana, mañana antes de las 11 de la mañana y pasado mañana antes de las 11 de la mañana.
Una vez tienes definidos, los tres pasos por cada uno de los cuatro sueños, colócalos en la columna ahora. También haz el mismo ejercicio para la columna mañana y para la columna pasado mañana.
Deben ser tareas sencillas, que no te tome menos de cinco minutos y más de tres horas por día. Conforme vayas avanzando ve tachando las actividades que estás realizando. Renueva cada día tu onirograma (lo que era mañana pasa a ser ahora, lo de pasado mañana pasa a ser mañana, etc.)
onirograma
En la imagen del artículo, verás un ejemplo de onirograma. Incluso pensé en facilitarte una hoja de cálculo para poner en práctica esta técnica, pero recomiendo que hagas a mano tu onirograma. Escribe con el puño de tu letra, las metas que quieres cumplir. Esto te ayudará a visualizar mejor tus metas.
Hasta aquí la técnica. Esperamos que te sea de utilidad y que ayude a mejorar sustancialmente tu vida.

sábado, 13 de febrero de 2016

Eliminas dos frases de tu vocabulario y tendràs más éxito..!

Si eliminas dos frases de tu vocabulario puedes tener más éxito

Cambiar una palabra por otra podría ayudarte a lograr tus objetivos.

1. Cambia ‘pero’ por ‘y’
    Es probable que en alguna ocasión te sientas tentado a decir: “quiero ir al cine, pero tengo que trabajar”.
    Se sugiere que digas: “quiero ir al cine, y tengo que trabajar”.
    “Cuando utilizas la palabra pero creas un conflicto, a veces una razón, que en realidad no existe”. En otras palabras, es posible ir al cine y también hacer tu trabajo, solo tienes que encontrar una solución.
    En cambio, cuando utilizas la palabra y, “estás obligando a tu cerebro a procesar ambas partes de la frase”. Quizá veas una película más corta o tal vez delegues parte de tu trabajo.
    2. Cambia ‘tengo que hacer’ por ‘quiero hacer’
      Se recomienda un ejercicio sencillo: la próxima vez que pienses ‘tengo que’, cambia tengo por quiero.
      “Este ejercicio es muy efectivo para que las personas tomen consciencia de que lo que hacen en su vida, incluso las cosas que encuentran desagradables, es porque lo han elegido”.
      Ambos cambios se basan en un componente clave de la estrategia de resolución de problemas llamada pensamiento de diseño. Cuando utilizas esta estrategia, desafías a tu forma automática de pensar y puedes percibir las cosas como realmente son.
      Cuando utilizas un lenguaje diferente puedes percatarte de que un problema no es tan difícil de resolver como parece y que tienes más control sobre tu vida de lo que realmente crees.

      viernes, 18 de diciembre de 2015

      Cómo hacer seguimiento a una propuesta sin enloquecer al cliente

      Presentación de ventas

      El cierre de la venta no empieza cuando envía la propuesta, empieza cuando expone sus argumentos y presenta por qué es la solución más adecuada para el cliente. Aquí empieza realmente el cierre, porque es en este momento donde el cliente “compra” al vendedor, “compra” su empresa y “compra” la solución que le ofrece. Esta “compra” inicial tendrá una altísima influencia en la prontitud e interés con la que el cliente luego responderá (o no) a su propuesta.
      En un artículo anterior explicaba los puntos que debe tener en cuenta para hacer una efectiva presentación de ventas, de manera que al cliente le quede muy claro por qué usted es la mejor opción. Tendemos a hablar demasiado de lo que nos interesa, pasando por alto lo que al cliente le interesa. Entre otras cosas, debe incluir: qué ofrece que nadie más ofrece (su diferencial), con quiénes ha trabajado que sean un referente para ese cliente (casos de éxito), y cuál es el resultado esperado de trabajar con su empresa (claridad en los entregables). Vea en detalle las preguntas que debe responder una presentación de ventas.
      Idealmente el cliente queda interesado en lo que usted ofrece y cómo lo ofrece, por lo que después de esta “compra” inicial, querrá que le pase una propuesta. Para usted como vendedor, esto significa entender muy bien lo que le va a incluir en la propuesta y discutirlo antes de enviársela.

      Negociación previa de la propuesta

      Este es el punto más importante de todo el proceso. Debe validar punto por punto con el cliente lo que va a incluir en la propuesta antes de mandársela, incluyendo el precio tentativo, de ser posible. Lo que está haciendo es filtrar la propuesta e irla adaptando para que represente al máximo posible la expectativa del cliente. De esta manera lo que recibirá no será una sorpresa (razón por la que no le dará respuesta). Muchos vendedores prefieren no tocar estos temas con el cliente antes de la diseñar la propuesta por temor a recibir una objeción. El punto es que esta llegará tarde o temprano, el evitarla no hará que se desvanezca; y mejor si la enfrenta en este momento porque tiene la opción de explicar y aprovecha antes de que disminuya el interés o pierda sentido de urgencia.
      El cierre se negocia antes de enviar la propuesta. Una razón por la que los clientes no dan respuesta a las propuestas es porque no eran lo que estaban esperando. Lo descartaron pero se sienten incómodos diciéndole que no. El nunca dar una respuesta es un “no” tácito que evita la confrontación y una subsecuente presión del vendedor para intentar revertir la decisión, algo que el cliente quiere evitar si no está interesado.
      Después de la presentación, acuerde con el cliente qué espera que le cotice, qué debe incluir y qué no debe incluir; y de ser posible, una idea de cuánto le puede costar. Esto hará que de una vez el cliente sepa de qué estará hablando y evite sorpresas. Lo puede hacer a través de una llamada telefónica o si es posible, personalmente después de la presentación (en caso de que cuente con la información necesaria para dar un estimado en ese momento). La idea es que conozca de antemano la reacción del cliente frente a lo que ya sabe que le va a enviar, y no esperar a que reciba la propuesta y empiece el proceso de negociación, o peor aún, que no vuelva a tener la posibilidad de explicar sus argumentos.

      Diseño y envío/presentación de la propuesta

      Si todos (o la mayoría) de temas fueron conversados con el cliente antes de diseñar su propuesta, el diseño de la misma será algo bastante sencillo. Será simplemente poner por escrito los puntos hablados, adicionando información de validación de la compañía, clientes y demás aspectos generadores de confianza (remítase a las preguntas que debe responder una presentación de ventas).
      Si envía la propuesta por email, al final del correo pídale al cliente que le confirme el recibo del mismo, sólo para estar seguro que le llegó. Si la presentación de la propuesta es presencial, defina con el cliente al final de la reunión una fecha en la que lo contactará para hacerle seguimiento.
      Si la propuesta está construida con los puntos que ya discutió con el cliente, dejará menos variables pendientes y por ende, mayor probabilidad de que el cliente le de una pronta y positiva respuesta. Piense en una propuesta como una minuta de las conclusiones de una reunión.

      Seguimiento de la propuesta

      El objetivo del seguimiento es obtener una respuesta del cliente respecto a lo propuesto por usted; saber si hay algo más que debiera explicar, acompañar o complementar. Una vez más, si los puntos fueron construidos en conjunto con el cliente, la propuesta no debería ser sorpresa.
      En nuestro caso, si una vez enviada la propuesta (asumiendo que la envió por email que es lo más común), y habiéndole pedido al cliente que le confirme su recibo, no obtenemos señales de vida, hacemos dos seguimientos adicionales.
      Una semana después – Enviamos un correo en el que le recordamos el tema en cuestión, diciéndole que quisiéramos confirmar el recibo de la propuesta (en caso de que no lo haya hecho en el primer envío), o si hay alguna otra inquietud que le pudiéramos ayudar (en caso de que sí haya confirmado recibo). Dependiendo de los medios previos con los que se haya contactado, este seguimiento puede ser telefónico, por WhatsApp o dependiendo de la cercanía y el tipo de relación, incluso por redes sociales (mensaje directo en Facebook, por ejemplo).
      Tres semanas después – Si el cliente aún no confirma recibo, lo contactamos dos semanas después del mail anterior, sólo para estar seguros que la propuesta no le llegó a la bandeja de correo no deseado o algo similar. Por eso es útil hacer seguimiento no sólo por email, sino por otros medios para evitar riesgos en recepción del correo. Si después de este segundo contacto el cliente no contesta, finalizamos el proceso.
      Si efectivamente el cliente confirma el recibo de la propuesta inicial y a menos que acuerde lo contrario (por ejemplo, que el cliente diga que lo contactará varios meses después), en la mayoría de los casos realizamos los seguimientos en las tres semanas siguientes. Obviamente, si el cliente responde en el primer seguimiento, continúa el proceso sin necesidad de realizar el segundo seguimiento.
      Nuestra filosofía (y no tiene que compartirla), es que si el cliente ya le confirmó el recibo de la propuesta, hemos hecho los seguimientos correspondientes y aún así no hay definición de ningún tipo, dejamos de contactarlo. Si la respuesta del cliente es que el proyecto se postergó o algo similar, programamos hacer un seguimiento entre tres y seis meses después. Los clientes, como todos nosotros, tienen gran cantidad de cosas en qué pensar y qué resolver, todo el tiempo. Asuma que el cliente ha olvidado su propuesta, de qué se trataba y cuáles eran sus ventajas. Aproveche cada contacto futuro para validar su discurso y ayudarle al cliente a recordar.

      Cierre

      No importa qué le responda el cliente, sea un sí o un no, agradezca. Puede no ser un cliente hoy, pero podría serlo mañana. Las relaciones con los clientes no siempre (de hecho casi nunca), comienzan con una venta. Empiezan por un conocimiento mutuo y una generación de confianza, que dependiendo del tipo de producto o servicio, puede tardar semanas, meses o incluso años. Esta es tan sólo la primera aproximación.
      El cliente se tomó el tiempo de leer su propuesta o de hablar con usted. Le prestaron atención y le dedicaron tiempo, algo escaso por estos días para cualquier persona. Le pudo haber dado información valiosa para mejorar su producto/servicio, o ideas de cómo mejorar los argumentos a futuro.

      En conclusión

      1. Presente la información correcta, respondiendo todas las posibles dudas. Esta es la primera “compra” que hace el cliente de la futura propuesta.
      2. Diseñe la propuesta, pero ante de enviarla o presentarla, discútala y negóciela con el cliente.
      3. Envíe o presente la propuesta. Recuerde que la propuesta es simplemente poner por escrito lo que ya está acordado con el cliente. La información incluida en la propuesta no debe ser una sorpresa.
      4. Haga seguimiento dos veces más.
      5. Cierre el proceso. Sea con un sí o con un no, agradezca al cliente. Puede no ser cliente hoy, pero sí en el futuro.

      jueves, 17 de diciembre de 2015

      La metodología de las 5S

      ¿Qué es la metodología de las 5S y cuáles son sus beneficios?

      Cuando de Kaizen se trata, no basta con conocer las técnicas y métodos que lo integran. Es necesario, para hacerlo factible, estar impregnado del espíritu Kaizen. Es algo que supera en sí a la filosofía como al sistema en materia, donde los fenómenos socio-económicos y políticos que se presentaron durante el siglo XX, particularmente en la etapa correspondiente a la posguerra, rebasaron sin duda alguna, la magnitud y amplitud de las expectativas calculadas. aspectos (Harrington, 1998).

      La garantía de la subsistencia actual en el marco de este proceso, requiere entre otras cosas, del conocimiento de fondo que brinde una explicación congruente y pragmática de los fenómenos y problemas que se enfrentan y tiene que resolverse. El camino seleccionado o quizás destinado se llama calidad. Desde el origen, crecimiento, evolución y desarrollo de este concepto así como su aplicación, se ha llegado a lo que actualmente se conoce como gestión de la calidad, la cual aún brinda una explicación suficiente a nuestro tiempo.

      Mejorar la calidad es el resultado de un cambio profundo en la cultura de trabajo y es un proceso difícil y permanente.
      Las tres primeras “S” son consideradas como físicamente “implantables en el lugar de trabajo, es decir que están enfocadas a la eliminación de todas las cosas innecesarias, el ordenar los diversos artículos con que cuenta una empresa y a mantener siempre condiciones adecuadas de aseo e higiene. La cuarta “S” es considerada como responsabilidad  de la dirección, pues es ella quien debe preocuparse por los buenos resultados que de ellas se obtengan, así como de garantizar el éxito de las mismas a través del tiempo y por último la quinta “S”, es aplicada directamente a las personas.

      Para que las personas adopten el Kaizen, es preciso crear las condiciones que eviten la desmotivación y faciliten la realización del trabajo. Por lo tanto, es necesario por un lado mejorar físicamente el ambiente de trabajo, aplicado técnicas como la metodología 5 S´s; y por otro lado eliminar los demás factores que causan desmotivación.

      ¿Qué son las 5S?

      Metodología de las 5S
      A continuación se describen cada una de las 5 S´s que componen la metodología y los beneficios que aportan al ser implantadas.

      1. Clasificar (Seiri)

      Ejecutar el seiri significa diferenciar entre los elementos necesarios de aquellos que no lo son, procediendo a descartar estos últimos. Ello implica una clasificación de los elementos existentes en el lugar de trabajo entre necesarios e innecesarios. Para ello se establece un límite a los que son necesarios. Un método práctico para ello consiste en retirar cualquier cosa que no se vaya a utilizar en los próximos treinta días.
      El otro método hace uso de una herramienta de gestión “el diagrama de pareto”, en función de ello habría que separar los pocos vitales de los muchos triviales. Ello significa que como promedio aproximadamente entre un 20% y un 30% de los elementos son utilizados entre el 80% y 70% de las oportunidades, mientras que entre un 80% y 70% de los restantes elementos sólo se utilizan entre el 20% y 30% de las veces, así pues queda en claro que en el trabajo diario sólo se necesita un número pequeño de los numerosísimos elementos existentes en el gemba (lugar de trabajo).

      La colocación de etiquetas rojas de un tamaño ostensible (sobre los elementos innecesarios) permite visualizar luego de la selección la importante cantidad de elementos sobrantes o innecesarios en el lugar de trabajo. Surge luego que hacer con tales elementos, de tratarse de documentación deberá asignársele un código y proceder a su archivo (de tal forma en caso de ser necesario hacer uso de ellos se podrán encontrar fácilmente los mismos evitando la pérdida de tiempo o el extravío de los mismos). Para tomar conciencia y analizar las causas de tanto derroche.

      Destinar media hora diaria durante una semana para poner en orden los papeles, componentes y herramientas entre otros permitirá sorprenderse de la cantidad de electos inútiles que se han acumulado. Acabar con el caos es una terapia increíble, que genera una enorme cantidad de energía. En las empresas que no practican la disciplina de las 5 S´s, el caos que rodea a sus empleados absorbe  sus energías. En noventa por ciento del tiempo que viven en medio del desorden, aunque este no sea visible. El liberarse del caos otorga la suficiente energía y claridad para producir más y mejores ideas. La eliminación de ítems innecesarios deja espacio libre, lo que incrementa la flexibilidad en el uso de áreas de trabajo, porque una vez descartados los ítems innecesarios, sólo queda lo que se necesita.
      suele ver a los jefes de departamento con batas y guantes especiales clasificando los materiales desechables en pilas de materiales similares, procediendo luego a analizar con cuidado los componentes de cada pila para decidir de dónde proceden, y la razón por la que utilizaron tantos recursos en hacer elementos que luego han de desecharse. Procediendo a adoptar métodos para evitar ese derroche, lo cual no sólo mejora los productos y procesos, sino que también elimina la necesidad de gastar un tiempo excesivo en el mantenimiento de las instalaciones.

      2. Ordenar (Seiton)

      El seiton implica disponer en forma ordenada todos los elementos esenciales que quedan luego de practicado el seiri, de manera que se tenga fácil acceso a éstos. Significa también suministrar un lugar conveniente, seguro y ordenado a cada cosa y mantener cada cosa allí.

      Clasificar los diversos elementos por su uso y disponerlos como corresponde para minimizar el tiempo de búsqueda y el esfuerzo, requiere que cada elemento disponga de una ubicación, también el número máximo de ítems que se permite en el gemba. Los elementos que queden en el gemba deben colocarse en el área designada. Cada pared debe estar numerada, utilizando nombres como pared A-1 y pared B-2 la colocación de las diversas herramientas, suministros y trabajos en proceso deben estar ubicados de acuerdo a las señales o marcas especiales.

      Las herramientas deben colocarse al alcance de la mano y deben ser fáciles de recoger y regresar a su sitio. Sus siluetas podrán pintarse en la superficie donde se supone que deben almacenarse. Esto facilita saber cuándo se encuentran en uso. El pasadizo también debe señalizarse claramente con pintura, al igual que otros espacios designados para suministros y trabajo en proceso, siendo el destino del pasadizo el de transito no debiendo dejarse nada allí.
      Esta fase del housekeeping esta íntimamente relacionada con el poka – yoke (método de prevención de fallas o errores), así pues la colocación de los objetos en sus respectivos lugares implicará poder encontrar los mismos con facilidad, evitar su extravío, e impedir posibles accidentes.
      Es muy común en áreas administrativas el extravío de documentación, contratos y otro tipo de documentación por falta del debido ordenamiento, lo cual trae aparejado importante pérdida de tiempo, como también la ausencia de documentación de importancia en momentos claves, y la mala imagen que queda de la empresa ante los ojos de clientes internos o externos. Ordenar permite disponer de un sitio adecuado para cada elemento utilizado en el rabajo de rutina, para facilitar su acceso y retorno al lugar. Disponer de sitios identificados para ubicar elementos que se emplean con poca frecuencia (Harrison et al., 2005).

      Disponer de lugares para ubicar el material o elementos que se usarán en el futuro.

      3. Limpiar (Seiso)

      Seiso significa limpiar el entorno de trabajo, incluidas máquinas y herramientas, lo mismo que pisos, paredes y otras áreas de lugar de trabajo. También se le considera como una actividad fundamental a los efectos de verificar. Un operador que limpia una máquina puede descubrir muchos defectos de funcionamiento; por tal razón el seiso es fundamental a los efectos del mantenimiento de máquinas e instalaciones. Cuando la máquina está cubierta de aceite, hollín y polvo, es difícil identificar cualquier problema que se pueda estar formando.

      Así pues mientras se procede a la limpieza de la máquina podemos detectar con facilidad la fuga de aceite, una grieta que se esté formando en la cubierta, o tuercas y tornillos flojos. Una vez reconocidos estos problemas, pueden solucionarse con facilidad.

      La labor de limpieza con un espacio físico reluciente es una importante fuente de motivación para los empleados.

      4. Estandarización (Seiketsu)

      Seiketsu significa mantener la limpieza de la persona por medio del uso de ropa de trabajo adecuada, lentes, guantes, cascos, caretas y zapatos de seguridad, así como mantener en entorno de trabajo saludable y limpio. Esto está directamente relacionado con el punto anterior sobre las tres K. En relación a la protección de los ojos es posible contar actualmente con lentes para cada tipo de riesgo posible; pero el problema más grande es que muchos operarios no aceptan usar siempre el equipo de seguridad para proteger sus ojos.

      5. Disciplina (Shitsuke)

      Es acá donde la disciplina toma importancia fundamental, brindándole la información para que el empleado sea en todo momento consciente de los riesgos, y mentalizándolo para actuar conforme a las normativas de seguridad de la empresa.

      miércoles, 21 de octubre de 2015

      El arte de pedir favores (o concederlos) en el mundo de los negocios

      Un favor es por definición algo que se concede sin esperar nada a cambio. Pero en el mundo empresarial el intercambio de ayuda no se suele realizar de forma completamente altruista. ¿Cómo entrar en este juego sin quemarnos?


      El intercambio de favores es una práctica que tiene mala prensa y a menudo suscita recelos cuando se salen del ámbito de la familia y los amigos más directos. La imagen de don Vito Corleone en la película El padrino repartiendo dádivas que después se exigen a punta de pistola pesa demasiado en el inconsciente colectivo. Y las noticias sobre sobornos y cohechos que leemos todos los días en los periódicos realimentan el temor a pedir una ayuda que después nos pueden cobrar muy caro. 

      Si nos olvidamos de la política y de historias del hampa, el trueque de favores en el mundo de la empresa es bastante frecuente. Y ni es ilegal ni suele generar problemas morales. Es más, “los buenos directivos y sobre todo los buenos empresarios son gente particularmente bien dotada para pedir favores. Lo hacen con encanto y con el don de la oportunidad. Siempre saben a quién tienen que pedirlo y cómo hacerlo. La vida empresarial está plagada de favores”

      ¿Qué intercambian los profesionales y empresarios sin caer en el cohecho? “Fundamentalmente, recomendaciones para encontrar a personas de confianza, sobre todo cuando se trata de cubrir puestos de alto nivel, como consejeros. También consejos sobre temas de comunicación, asesoría fiscal, ayuda para resolver problemas burocráticos, incluso apoyo para encontrar productos y servicios adecuados para la empresa o información útil para la gestión del negocio”

      “Para intercambiar favores hay que conocer a las personas adecuadas y en el mundo empresarial esto empieza necesariamente por practicar networking”, comenta. En cuanto al mundo profesional, lo más habitual es recurrir a conocidos directos o colegas. En este caso, las ayudas más políticamente correctas son “el intercambio de tiempo (ayuda para un informe, por ejemplo), consejos e intermediación para que alguien nos abra una puerta importante”, 

      ¿Quieres ser exitoso?


      ¿Has notado que algunas personas simplemente resaltan? Sin importar su industria o su profesión, llegan hasta la cima. Son un testamento al hecho de que cuando se trata del éxito, no se trata de lo que haces sino cómo lo haces.

      El “cómo” se refiere a tu actitud, ética en el trabajo, esfuerzo y disciplina. Tiene menos que ver con el talento y la habilidad y más con el compromiso. Tienes más control sobre tu éxito de lo que tú crees. El éxito no es cosa de magia o de suerte. Si echas un vistazo a muchos ejemplos de gente exitosa en cualquier industria o esfuerzo, te darás cuenta que existen ciertos hábitos en común que tienen la mayoría de ellos. Incorporar estos hábitos te ayudará a alcanzar tus metas que te has puesto en cualquier área de tu vida.

      Hábito #1: La gente exitosa está conectada con su pasión

      La mayoría de la gente que ha alcanzado un gran éxito, ama lo que hace. Cualquiera que ha llegado a la cima de su industria, profesión, deporte o hobby siente pasión por lo que hace. El éxito generalmente requiere de mucho trabajo, compromiso, persistencia y disciplina. Todas estas cosas pueden sonar muy desalentadoras a menos que sientas pasión por las tareas que tienes que cumplir.

      ¿Qué tanta pasión te despierta la meta que deseas alcanzar? ¿Qué tanta pasión sientes por tu vida en general? Haz un inventario de con qué frecuencia haces lo que te gusta. Cuando infundas a tu vida las actividades que te emocionan e inspiran, te esforzarás menos para comprometerte con tus metas. Asegúrate de que cualquier cosa que persigas, sientas pasión por ella.

      Hábito #2: La gente exitosa toma decisiones y actúa

      La gente exitosa es buena para tomar decisiones. Con frecuencia las más grandes oportunidades de la vida vienen rápido y se van; aquellos que actúan tienden a tener la ventaja. Esto no signiica que debemos ser irresponsables con nuestras decisiones. Puede que no sea perfecto, pero aprendemos de nuestros errores y, en consecuencia, tomar el curso correcto.
      ¿Qué decisiones estás evitando? ¿Tal vez sea ir al gimnasio, comenzar con un nuevo curso o hobby, o actualizar tu currículo? ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Qué es lo que te detiene? La pasividad es la antítesis del éxito. Los errores y las fallas son parte del juego. La mayoría de la gente exitosa se equivoca más veces de las que triunfa, pero, para empezar, entran al juego.

      Hábito #3: La gente exitosa está enfocada

      La gente exitosa se enfocada en una sola cosa a la vez. No intentan ser los mejores en el tenis y en el fútbol. No abren dos

      negocios a la vez. No estudian para ser chefs y maestros. Escogen una cosa y dedican su tiempo y energía para ser los mejores en esa área.

      ¿Estás enfocado en tu meta principal? ¿Estás intentando hacer mucho? No se trata de hacer sacrificios y escoger un área de tu vida por encima de  otra, pero, en vez de eso, saber que no todo puede pasar al mismo tiempo. Muchos de nosotros nos hacemos muchas metas a la vez y eso termina por distraernos con conflictos y, por último, frustrados con nosotros mismos por no ser capaces de hacer todo a la vez. Escoge una meta grande que esté por encima de tus compromisos regulares y dedica todo tu esfuerzo y atención a hacer lo mejor en esa área. Cuando lo logres, asegúrate de celebrar tu éxito.

      Hábito # 4: La gente exitosa se rodea de gente exitosa

      Hay mucho de cierto en el dicho “No puedes hacer todo tú solo”. Cualquiera que ha logrado algo siempre tiene una gran lista de gente a la cual agradecer. Desde amigos a familia a compañeros de equipo, de trabajo, maestros, mentores y entrenadores. La gente exitosa se rodea de gente buena, positiva, que da todo su apoyo, que inspira, talentosa, culta y exitosa.

      Cuándo ves a la gente de la que te rodeas, ¿te estás rodeando con la mejor gente posible para alimentar tu éxito?  ¿Tienes el apoyo, motivación e inspiración que necesitas para alcanzar tus metas? ¿La gente que tienes a tu alrededor te admira y genuinamente quiere que seas exitoso? Si no, has una decisión consciente para buscar y conocer gente que piense como tú.

      Hábito #5: La gente exitosa cree en sí misa y en sus sueños

      Definitivamente no hay un sustituto para el pensamiento positivo. La gente exitosa es capaz de ver el éxito antes de que ocurra.  Aun si no está segura, cree que es posible. Cree en ella misma, sus habilidades y su propio potencial. Cree que el trabajo duro, la persistencia y la práctica con el tiempo dan frutos. Tienen confianza y son optimistas.

      ¿Hasta qué punto crees en ti mismo? ¿Eres optimista o escéptico acerca de tu propio éxito? ¿Esperas lo mejor pero te preparas para el hecho de que tal vez no alcances tus metas? Si notas que estás siendo negativo contigo mismo o con las metas que quieres alcanzar, comienza a trabajar consciente y deliberadamente en lo que cree. Escribe o repítete en voz alta una afirmación positiva cada vez que te caches diciéndote algo negativo.

      Hábito #6: la gente exitosa se esfuerza por alcanzar la excelencia

      La gente exitosa no se queda conforme con un resultado “decente”. No está contenta con llegar al promedio o con ser mediocre. Busca siempre mejores estándares. Tiene una ética excepcional en su trabajo y esperan más de sí misma que lo que otros esperan de ella.

      ¿Qué tanto esperas de ti mismo? ¿Qué tan altos son tus estándares que te pones  de excelencia a nivel personal? ¿En qué aspectos de tu vida te conformas con resultados “decentes”?

      La verdad es que entre más esperas de ti, más seas capaz de hacer. Escoge un área de tu vida en la que quieras estar por encima del promedio. Ponte metas que te queden. No te conformes con poco. Tú eres más que eso.

      Hábito #7. La gente exitosa se cuida a sí misma

      La gente exitosa reconoce la importancia de “recargar las baterías”. Entiende que hay una necesidad de balance y el hecho de que para operar a cierto nivel, tienen que cuidarse a ellos mismos –física, mental y emocionalmente.

      ¿Qué tan bien te cuidas a ti mismo? ¿Sientes con frecuencia que no tienen lo suficiente para ser capaz de concentrarte en tus metas? ¿Te tomas el tiempo para cuidar de tu salud física y mental? El primer paso para cuidarte es aprender a decir “No”. Encuentra una forma de ponerte a ti mismo en tu lista de prioridades. Para alcanzar tus metas, debes poner atención especial en tus propias necesidades y valorar tu felicidad tanto como valoras la de los demás.

      ¿Qué es lo que debe tener un buen jefe?

      Es bueno tener claro cuales son las características más notables de un buen jefe porque, por desgracia, no es algo que abunde en estos tiempos por más que se empeñen muchos empresarios en darnos lecciones de hacer las cosas y enseñarnos a ser más productivos.

      Los buenos jefes no lo son en el papel por el nombre del puesto o categoría que ostenten, sino que se distinguen como tales en base a sus acciones. Y no por acciones aisladas, sino por repetir de forma continuada una serie de cosas que los acabarán identificando como unos verdaderos líderes a ojos de su equipo.

      1. Desarrollar a todos los miembros de su equipo.
      Para cualquier jefe basar sus acciones en las metas de largo plazo, en el logro de resultados y en el cumplimiento de los objetivos concretos, es lo más normal, pero como se suele decir, eso es poner el ‘carro delante de los bueyes’.

      Sin ‘grandes’ empleados, de poco vale obsesionarse con el medio o largo plazo. Los empleados sólo pueden lograr lo que son capaces de alcanzar, por lo que el buen jefe deberá ayudar a todos sus empleados a ser más capaces e intentar sacar más con la motivación que para ello sea necesaria.

      No limitarse a mirar si los datos se cumplen o no. Debe de preocuparse por el desarrollo personal y profesional de su equipo como forma de sacarles todo el talento. Tendrá que pasar la mayor parte de su tiempo en desarrollar y potenciar las habilidades de sus empleados y el logro de los objetivos será un resultado que vendrá dado.

      2. Resolver los problemas inmediatamente.
      Algo que es muy frustrante para los empleados es la lentitud en la resolución de problemas o conflictos.
      Disputas interpersonales, problemas de rendimiento, peleas entre los departamentos … todo afecta a los empleados negativamente con desmotivación y pérdida de entusiasmo, a parte de que los distraen.

      Los pequeños problemas siempre se enquistan y se convierten en grandes problemas si no se tratan con rapidez. Si un jefe ignora un problema hace que sus empleados pierden el respeto por él, y sin respeto no hay liderazgo.

      El buen jefe no espera a que un problema desaparezca por arte de magia o que lo solucione otro. Trata los problemas de frente con independencia del tamaño pero siempre con rapidez.

      3. Rescatan a su peor empleado.
      Si, es un gran reto, lo se. Casi todas las empresas tiene al menos un empleado desmotivado, que no puede completar sus tareas,… o simplemente parece que no puede mantener el ritmo. Con el tiempo este empleado llega a ser visto por sus colegas como un estorbo.

      Probablemente intenta mejorar pero el solo no puede. El buen jefe deberá intentar reinsertarlo al equipo, que consiga la motivación y se convierta de nuevo, a ojos de sus compañeros, como un elemento fundamental para el buen funcionamiento del grupo.

      Trabajar con empleados motivados y buenos productivamente hablando es fácil. El buen jefe se ve cuando rescata ‘causas cuasi perdidas’.

      Para ello demuestra confianza, le tranquiliza y le deja claro que lo estará ayudando en cada momento y paso que dé.

      No se trata el bajar los estandares de producción, sino que se debe de tirar del mentoring y del coaching que todo líder debe de poseer entre sus habilidades para conseguir ‘que vuelva al redil’.

      4. Siempre al servicio de los demás.
      El buen jefe no es egoísta. Nunca decir o hacer algo que de alguna manera lo ponga como el centro de atención, aunque sea brevemente.

      El éxito de un buen jefe no se percibe de forma directa, sino de forma indirecta a través del buen funcionamiento de su equipo
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      Cuando los empleados destacan, el buen jefe destaca. Cuando el equipo tiene éxito, el jefe tiene éxito. Al rescatar a un empleado como en el punto anterior, las felicitaciones se darán al empleado, no son para el jefe.

      Cuando actúa de forma constante demostrando que él es menos importante que los miembros de su equipo, estos le tendrán un mayor respeto.

      5. Siempre recuerda de donde viene.
      Para algunos de los empleados, el jefe ha nacido en ese puesto, no lo han visto en puestos de jerarquía inferior nunca. Está a cargo. Es el jefe.

      Cuando un empleado quiere hablar de algo con el jefe, aunque sea intrascendente, el buen jefe aprovechará eso para demostrarle comprensión, inspirarle tranquilidad, motivarlo,…, buscando el que se sienta escuchado y valorado para conseguir el máximo rendimiento en lo que haga.

      El buen jefe recuerda cuando ese empleado era él y lo que sentía cuando realizaba lo que su empleado hace ahora con él.

      6. Nunca tener envidia o sentir miedo de los miembros de su equipo.
      El líder (buen jefe) ve en el desarrollo profesional de su equipo como un éxito, nunca como un temor a que puedan quitarle el puesto. Miedo y envidia son sentimientos cercanos en muchas ocasiones que nunca deben de aflorar ante el progreso y crecimiento de los miembros de su equipo.

      Y es que el buen jefe no mide su éxito como ya dije como algo personal, sino como algo grupal: si su gente prospera, el grupo prospera y él también.